RINALDI, NICCOL. / MARESCA, PAOLA
Comúlguese a sí mismo en una iglesia-prisión, sepa cómo se convirtió Florencia en la capital del hermetismo en el Renacimiento, huya de las multitudes de turistas para contemplar obras de arte poco conocidas, pasee por soberbios jardines privados que incluso los florentinos desconocen, presencie un fenómeno astronómico excepcional, conozca el simbolismo esotérico de los Jardines de Boboli, haga que sus hijos cuenten el número de abejas talladas en el monumento a la gloria de Fernando I, busque contadores de vino medievales en las calles, admire una de las esculturas más bellas de la ciudad ubicada en una iglesia templaria secreta...
Lejos de las multitudes y los tópicos habituales, Florencia posee muchos tesoros poco conocidos que sólo se revelan a los residentes locales o a los visitantes que saben dejar el trillado caminos trillados.
