En la década de 1950, se proyectó construir una serie de represas a lo largo del río Brazos, en el centro-norte de Texas. Para John Graves,aquello era mucho más que una simple obra de infraestructura:modificar el cauce del río significaba transformar un paisaje tanhermoso como implacable, y alterar para siempre la existencia dequienes lo habitaban.Consciente de lo que estaba en juego, Graves emprendió un viaje dedespedida por ese tramo del río, que conocía íntimamente desde su mástemprana juventud, acompañado por un cachorro dachshund de seis mesesal que llamaba ?el pasajero?.áMientras desafía los rápidos, la fatigay el voluble clima otoñal, el autor reflexiona sobre viejasenemistades sangrientas de la región y violentas escaramuzas concomunidades nativas, y vuelve a contar historias locas de coraje,cobardía y engaño que moldearon tanto a la gente del río como latierra que bañaba.áAunque finalmente solo se construyeron tres represas, llegaron aplanearse hasta trece. El éxito del texto de Graves fue clave parafrenar muchos de esos proyectos. Por eso, su libro no ha sidocelebrado únicamente en cuanto a obra li