"Diario de un enfermo" evidencia la preocupación de Martínez Ruiz por modernizar la novela ensayando un recurso que será esencial en su nuevo modo de construir relatos. Esta primera novela son "diarios" donde no se anotan sucesos, sino matices y emociones afloradas del alma de sus protagonistas, porque -según nuestro autor- la arquitectura de la novela no tiene importancia; lo que importa es la reacción de los personajes. El argumento de "Diario..." elige como tema la evolución de un joven novelista y ofrece, más que el testimonio de unos hechos, la presencia del lector y de lo ficcional en el discurso.
Tras "Diario de un enfermo", Martínez Ruiz creará a un álter ego literario para conocerse, pero también para enmascararse en una literatura autobiográfica plena de vivencias, viajes o lecturas reales que, sin embargo, le ocultan. De este modo, Azorín se convierte en un falseador de sí mismo cuando añade, al yo que fue en el pasado, el que es en el presente, creado por la experiencia de la escritura y objeto de una interpretación posterior.