Ser una mujer y desear a otra que no está pero se niega a irse: seaparece en los objetos y en las sábanas, en el musgo y el moho, en lanaturaleza que crece entre las grietas cuando una estructura se rompe. Ser adolescente y temblar con una fiebre incomunicable, aferrarse avisiones voyeuristas e incompletas de la vida que una espera. Mirarentonces a la Historia y ver con nitidez, desde una experiencia propia que se ha construído entre vacíos y reconoce su llenura allí dondelos ve. Dos chicas al borde de la cama crece desde esas grietas. Lavoz de Victoria Mallorga aparece en la ausencia: de la amante, larepresentación lésbica, el lenguaje. Mujer ordinariamente disidenteque no cabe en la norma, ni en el coming of age, ni en los inventarios de una ?feminidad estándar?, busca y encuentra en cada poema unandamio, algo a lo que aferrarse que está hecho de palabras, unamanera más de no precipitarse al vacío.NOAH BENALAL