El advenimiento del Atropoceno no sólo ha puesto en jaque a lahumanidad y al clima, sino también las categorías que hasta ahorahemos utilizado para dar cuenta de nuestra situación y del lugar queocupamos en el planeta. Lo humano, que hasta ahora había centrado toda forma de pensamiento, se encuentra de repente imbricado en un sinfínde procesos planetarios que lo desplazan y lo transforman, al tiempoque la cronología limitada propia de los asuntos humanos se veempequeñecida ante la magnitud del tiempo biológico e inclusogeológico, que afecta e infecta a la historia introduciendo mutaciones inesperadas.Si queremos sobrevivir a los desafíos que la crisisclimática nos plantea, debemos aprender a orientarnos en un mundo que, como nos dice Dipesh Chakrabarty, ha superado «lo global» paraadentrarse en «lo planetario». Desde la frágil pero irremplazable base que aporta esta constatación, El clima de la historia en una épocaplanetaria propone una hoja de ruta para repensar la condición humanaante el horizonte de la devastación ecológica y social que amenaza con resquebrajar nuestras vidas.