Como es bien sabido, la Política Agrícola Comunitaria se debate desde hace tiempo -y de manera particularmente apreciable en la actualidad- en el contexto de una encrucijada que enfrenta a las diferentes orientaciones doctrinales con que se proponen justificar los intereses de agricultores y de ecologistas. Si bien es perceptible con facilidad que tal enfrentamiento está directamente alimentado por intereses económicos -los propios de la globalización- que están teóricamente al margen de las diferentes posturas ideales señaladas, lo cierto es que el enfrentamiento antedicho tiene un potencialseguro perjudicado que es el productor agroalimentario.