La visita a la cárcel, para el niño que narra la novela corta que abre el libro, es un rito de paso. Representa el descubrimiento de un mundo inédito y desdibujado a través de las rendijas de un locutorio o en el traslado de los presos en el patio de la prisión. Es la vivencia de una familia pequeño burguesa obligada a abandonar los hábitos de una «vida normal» para hallarse de repente desplazada como en otro planeta, donde las excursiones al campo se ven sustituidas por las visitas a un manicomio judicial y las creencias confortables que rigen la sociedad se quebrantan con el peso de un sentimiento de injusticia. Muchos de los personajes que protagonizan las Crónicas rotas ûcompendio de pequeñas historias provincianas fragmentadas en el tiempoû son retratados en el mismo límite que separa los individuos marcados por un cierto destino y la realidad compartida por el resto de la comunidad, la cual a menudo ûbajo el estigma de la prensaû erige la barrera de los prejuicios a salvaguardia de una supuesta normalidad. La trama del último cuento, Diálogo de discrepancias, se desenvuelve a través de testimonios que