La historia del mundo contemporáneo suele asociarse a sus grandesestallidos revolucionarios. Fechas como 1789 y 1917 representaríanparadigmáticamente el carácter rupturista de aquella historia. Sinembargo, esta también se vincula con periodos posrevolucionarios enlos que se afrontó el objetivo de recuperar la normalidad tras el caos de la revolución. El siglo XIX puede concebirse bajo el signorestaurador que actuaría como contrapunto de las volátiles herenciasdel tempestuoso final del siglo anterior. Buena parte de laintelectualidad decimonónica participó en el empeño por devolver a lasociedad a una senda de orden y progreso que acabase con lainestabilidad, lo que contribuyó a fijar la sociedad burguesa y lasinstituciones liberales en un punto de equilibrio lleno de audaciaintelectual y heterodoxia ideológica. Semejante grado de imaginaciónpolítica dará paso, en el siglo XX, al renacimiento de la pasiónrevolucionaria y, con ella, de los planteamientos rupturistas y, almismo tiempo, dogmáticos y unilaterales. Este libro busca confrontar,desde la historia de las ideas, el momento posrevolucionario del siglo XI