La libertad de expresión propia de una democracia se sustanció a lolargo de la Transición, y hasta bien entrados los años ochenta,gracias al empeño de quienes rechazaron o desafiaron la intoleranciade la cultura franquista. Algunos representantes del mundo teatral,cinematográfico y editorial jalonaron esa lucha con las consecuenciasde amenazas, atentados y condenas. Otros, menos recordados porpertenecer a una cultura popular con escasa atención crítica,sufrieron la misma persecución sin salir del anonimato. Ofendidos ycensores recopila un conjunto de historias cuyos protagonistas sonvariopintos, desde editores izquierdistas o grupos procedentes delTeatro Independiente hasta promotores de la pornografía pasando porjóvenes descorbatados con ganas de fiesta. A partir del rigor de lainvestigación y la mirada comprensiva del humor, cuando cabeutilizarlo, sus casos aparecen recreados para la memoria de aquellaépoca. Conviene recuperarla para entender las dificultades de unalibertad de expresión basada en la tolerancia del otro, aunque susmanifestaciones resulten molestas y desaten las iras de los ofendidoscon volu