Como mujer joven que soy #dice la autora#, hoy en día puedo realizarme completamente en cualquier sectorde nuestra sociedady hacer todo lo que que quiera. Con la única excepción de aquello para lo que me siento llamada: sacerdote de la Iglesia católica. Debido a mi vocación, estoy comprometida con la implantacion del sacerdocio femenino en la Iglesia católica. Creo en el potencial de cambio de la Iglesia católica, y pienso que algo va a cambiar si se debate bastante la razónpor la cual la Iglesia, en el siglo XXI, no puede cerrarse a esa cuestión, y por qué es importante y justo administrar la ordenación sacerdotal a las mujeres. No voy a dejar de creer en mi vocacion de sacerdote, en mi su sueño de una Iglesia con mujeres sacerdote. Que Dios me dé fuerza a mí y a todas las mujeres que luchan para continuar este camino en el futuro, colocando piedras la ruta peregrina de la Iglesia hacia la igualdaddel hombre y la mujer.