Sería un poema de amor si el lenguaje lo permitiera, si la persona que ama y escribe pudiera salirse de su espantosa manía de la exégesis; pero el mundo anda disparando consignas y la contradicción consciente de estar y de ponerse frente al mundo se suple con la teatralidad, con el arte de vivir por encima del abismo, con volver a recuperar ese sencillo lenguaje en el intento de besarse.