La andanzas de Twain por las dos grandes capitales de ItaliaôDesde lacúpula de San Pedro se puede ver todo lo notable de Roma: el castillode Sant'Angelo y el Coliseo, las siete colinas sobre las cuales selevantó la ciudad, el Tíber. Se ve la campiña verde y ancha,extendiéndose hasta las montañas, cubierta de arcos derruidos y deacueductos por los suelos. A nuestros pies se extienden los restos deuna ciudad que albergó, en sus días de esplendor, a cuatro millones de almas.ö