Las relaciones modernas entre Irán y el mundo hispánico tuvieron su punto de partida a finales del siglo XVI, y tomaron fuerza a comienzos del siglo XVII durante los reinados de Felipe III y Abbás el Grande. Ambos monarcas mantuvieron un intenso contacto diplomático a través de sus respectivos representantes. A mediados del siglo XIX, Madrid y Teherán retomaron sus contactos temporalmente, y medio siglo después, recién entrado el siglo XX, se establecieron los primeros acuerdos entre Irán y las principales potencias latinoamericanas. Sin embargo, no fue hasta la mitad del siglo XX cuando las relaciones lograron consolidarse definitivamente, acelerándose el mutuo intercambio cultural y humano. Por lo general, las relaciones de Irán con los países hispanohablantes han sido excelentes, independientemente de los convulsos procesos políticos que se han desarrollado en todos ellos, lo que ha generado a su vez un gran interés en todos los planos, tales como el estatal, el social y el económico.