Cartas a una ardilla y otros especímenes forma parte de una largacadena de escritos milenarios surgidos en torno a épocas de pandemia.Las reflexiones, las preguntas, el humor y lo grotesco desfilan porlas páginas de un epistolario dirigido a una ardilla que se pasea porlos cables de la luz y entabla una conversación con la autorainstalada en el balcón de un séptimo piso. Desde la altura sonobservados personajes en su diario ir y venir dando lugar a que laimaginación se desborde y no haya límite para las extravagancias y loinusitado. Las cartas van dirigidas no sólo a la ardilla, sino atórtolas, pinzones, gatos, o a un adolescente despistado, a nadie, atodos y hasta a la luna. El virus que circula libremente es el virusque define a la condición humana y se pasa revista desde los altospoderes a los sencillos ciudadanos. Como en las danzas de la muertemedievales nadie se salva en este epistolario de las pasiones humanas. Y, desde luego, el toque de gracia corresponde a una ardilla.La autora incursiona de manera trasgresora en el género epistolar consuma originalidad al dirigir cartas a una ardilla que reflejan