Destaca la sutileza con la que Roberto Parmeggiani -evocando su propia memoria sentimental- narra el proceso de la dolencia: desde que los protagonistas compartian tiempo, lecturas y afecto cuando la enfermedad aun no se habia manifestado, pasando por los primeros sintomas y el letargo del sueño irreversible que el nieto co mpensa a base de compañia hasta un desenlace con forma de cuento