El fin de la modernidad trae consigo el ocaso de la subjetividadhumanista. El sujeto, central tanto para el individualismo racional de la Ilustración como para la subjetividad romántica, se diluye, sedeconstruye al traspasar el umbral de la posmodernidad.
Elautor propone un recorrido intelectual para comprender cómo y cuándolas ciencias humanas renunciaron al sujeto. Si en el siglo XIX lasteorías sociales realizaron una necesaria crítica a los pilares de lamodernidad y sus procesos de intermediación científico-tecnológica,política y económica, en el siglo XX se asistió a la radicalización de los discursos posestructuralistas y hermenéuticos, que considerabanlo "humano" como una estrategia discursiva.
En la era delCiberespacio y de la inteligencia artificial, las teorías posmodernasfuncionan como una profecía autocumplida: nada hay fuera del texto,todo es texto. También el sujeto -su identidad, sus deseos, suvoluntad- es reducido a puro ejercicio retórico y comunicativo, sinsentido propio. Bajo la apariencia de libertad infinita de elección,en la Galaxia Twitter los sujetos son transformad