Miguel, un músico treintañero y nómada, regresa, muy en contra de suvoluntad, a la casa medio abandonada de su padre, con quien no habladesde hace años, enclavada en una zona rural argentina. Allí loreciben la naturaleza inhóspita, difícil, del entorno, una manada deperros y Celso, el paraguayo que cuida la finca, pozo inagotable deexcesos etílicos y de creencias cambiantes, todas con idénticaconvicción, con quien establece una amistad tan comprometida comoimprobable. En medio de las contradicciones con las que habita esemundo árido, y de su accidentada cartografía emocional, Miguel invoca: 'Que me pase algo. Algo que me cambie. Algo irreversible'. Quizás sea cuestión de suerte. O de afinar la mirada para ver más allá de loevidente y poder desgranar su propia existencia, en donde la extrañeza comienza por no poder escucharse a sí mismo. O de descubrir lanecesidad de desaprender para volver a encontrarse, para comprender un mundo tan ajeno como hermoso, con esa belleza desbordante de la vidareal que se rebela y se impone en medio de discordias rurales y elvértigo de hacer por primera vez lo que ni siquiera im