En Hukuméiji, cerca del río Don Diego y el mar Caribe, la lluviatorrencial despierta la memoria de sus habitantes mientras losdeslaves arrastran lodo, casas y cadáveres. En este poblado del nortecolombiano, el cuerpo de los seres humanos experimenta el placer y eldeseo, pero también es el terreno donde el horror de la violenciaimprime los castigos más brutales y permanentes. A los protagonistasde estas historias les han arrancado algo: les arrebataron a sus seres queridos, las piernas o la tierra; pero aun sintiendo en la carne lapresencia de sus pedazos faltantes, se empeñan en recordar sushistorias mientras buscan otras formas de comunicarse, amar y seguirviviendo.