La profesión del trabajo social prácticamente desde su nacimiento ha luchado por el reconocimiento de una responsabilidad pública hacia los miembros de la sociedad que carecen de medios o de oportunidades para asegurarse un mínimo nivel de vida. Al hacerlo se ha comprometido con valores que todos reconocemos como básicos: l os de bienestar social, los de justicia, los de participación política, etc.