Bartolomé Esteban Murillo (1618-1662) cautivó la imaginación de losbritánicos en los siglos XVIII y XIX. Los coleccionistas adineradoscompetían por sus mejores obras, los artistas imitaban su estilo yadoptaban sus temas, y se vertieron ríos de tinta elogiando su arte.Aunque la popularidad del sevillano declinó en el siglo XX, su legadosigue vivo en las grandes colecciones públicas de los museosbritánicos e irlandeses, que en este sentido no tienen parangón fuerade España.Este libro estudia a los coleccionistas, entendidos, viajeros yartistas que dieron a conocer a Murillo en las islas británicas. Doceespecialistas analizan en profundidad cómo creció y cambió el gustopor Murillo en el transcurso de dos centurias. En sus textos, revisanel papel de destacados coleccionistas ?desde Robert Walpole hastaAlfred Beit? y analizan a fondo los primeros escritos de Richard Fordy William Stirling Maxwell sobre Murillo. Las complejas redes dediplomáticos, viajeros y expatriados en Madrid y Sevilla se abordandesde puntos de vista complementarios que subrayan el interés por elarte de Murillo en aquella época. Apoyándose en