Difícil escribir, más aún cuando no creo en la palabra como traducción de cualquier obra: lo que me anima a realizar estas aproximaciones es la fascinación que me produce la obra "Cuervo", de Ricardo Fuentealba Rivera. Atrapado en una serie de imágenes visuales y textos, medeslicé en esa suerte de eterno presente en que se desarrolla sudiscurso. Definitivamente, no lo veo como una historia con susdesarrollos lineales, sino, a lo que más me aproxima, es a la poesíavisual, algo que, sin dejarse encasillar en ningún territorio, sedesplaza a partir de su propio ímpetu. En cada imagen, sea texto odibujo, se contiene todo este transcurrir. Y van cayendo las imágenesen esa eterna noche, en el negro que rompe toda noción de tiempo. Para este cuervo la idea de presente no sirve, no pasamos de un estado deánimo a otro; más bien, vemos desfilar, simultáneamente, todosnuestros fantasmas, todos nuestros ángeles, todo el horror y elesplendor de eso que llamamos vida. Nuestros pies de algodón tambiénpermiten desplazarse con delicadeza por estos dibujos y textos que nose ilustran mutuamente: se tensionan.