OLARTECOECHEA, ENRIC / CUADRADA, CORAL
Antes de que existieran las cárceles, ya había un lugar para encerrara las mujeres. Primero fueron los prostíbulos-presidio; después, lascasas de las arrepentidas; y, finalmente, las cárceles modernas,instauradas en el siglo xvii. Esta genealogía del encierro no fueaccidental: diseñó un modelo de control que, desde la Baja Edad Media, se consolidó como parte integral del Estado moderno. Este libroexplora cómo estas instituciones moldearon las relaciones de poder que hoy naturalizamos. El encierro de las mujeres no solo fue un castigofísico, sino un laboratorio en el que se definieron las fronterasentre lo público y lo privado, delimitadas no por géneros, sino por la oposición entre lo honesto y lo deshonesto. La idea del matrimonio,la monogamia y las normas que regulan la sexualidad femenina emergencomo consecuencias directas de estos sistemas de reclusión.