«Yo mismo era un jugador;me di cuenta en aquelmismo instante».El joven Alekséi Ivánovich se debate entrela humillación del amor imposible porPolina y la atracción febril de la ruletaen la ciudad de Ruletenburgo. Su descensohacia la dependencia del azar revela, entrepasiones contrariadas y fortunas que cambiande manos en un instante, la lógica implacabledel juego: la ilusión de control frente a lacerteza de la derrota.Escrita a contrarreloj y dictada en apenasveintiséis días, El jugador no es solola confesión velada de Dostoievski frentea su propia adicción, sino una de lasexploraciones más intensas de la psicologíahumana. Con ritmo vertiginoso y un filoimplacable, esta novela breve iluminala fascinación del riesgo, la servidumbrede la esperanza y la eterna apuestadel hombre contra su destino.