El amor no es una certeza inequívoca. Aunque parece irreductible,adherido a lo más hondo de la carne individual, hablamos de amor conlos demás y nos entendemos. Cuando decimos "te amo" exigimos unaconfirmación por parte del mundo. Y porque somos capaces de levantaresa exigencia, el amor constituye la experiencia de un suelo común.¿Cómo se ha construido el marco para una experiencia así, radicalmente singular y a la vez posible por medio del otro? Sin duda, porque seha establecido un lenguaje sin el cual ningún amor tendría existencia. En "El lenguaje del amor. Figuraciones de la transferencia desdePlatón hasta Lacan", Achim Geisenhanslüke ofrece un recorrido posiblepara el amor, en particular para el amor de transferencia, a partir de la escena fundacional del "Banquete" de Platón. En un entramado desaltos y piruetas, pasando de la filosofía al psicoanálisis paravolver a la literatura, Geisenhanslüke visita diversas escenasamorosas y muestra en cada una de ellas la codificación específica deun tipo de amor asociado a expectativas literarias y culturales quesitúan, al menos en parte, la natural