Todos podemos ser escultores de nuestro propio cerebro (si nos loproponemos) El cerebro es un órgano plástico, puede ser esculpido conla intención y la voluntad como herramientas. Conocer su capacidadpara aprender y adaptarse al entorno es descubrir aquello que nosconstruye desde fuera. Pero, paradójicamente, esa misma plasticidadneuronal nos da la oportunidad de transformarnos desde dentro.Nazareth Castellanos se asoma a la filosofía de Martin Heidegger ypropone tres pilares fundamentales en los que se sustenta laexperiencia humana: construir, habitar y pensar. El relato comienzaexponiendo la huella que los ancestros y las relaciones personales han dejado en la formación de nuestro cerebro, para luego explorar laposibilidad de reconstruir la arquitectura neuronal mediante lavoluntad, algo para lo que la respiración es una herramienta esencial, pues establece un puente entre el mundo exterior y el interior, entre lo que somos y lo que creemos ser. Al seguir el trazo anatómico quedejan cada inspiración y cada espiración en el cerebro, puedendefinirse las bases neuronales del encuentro con uno mismo. Aunandohu