«Ya no soy Modersohn y tampoco soy ya Paula Becker. Soy Yo, y esperoser cada vez más Yo», escribió la pintora Paula Modersohn-Becker alpoeta Rainer Maria Rilke en una carta en febrero de 1906. En el umbral del siglo XX, la artista lo apostó todo para ser «alguien». Y seconvirtió en la más audaz innovadora, desafiando siglos derepresentación del cuerpo femenino y de la vida doméstica en el arte.Antes de ella, ninguna pintora se había retratado desnuda, niembarazada, ni había representado a madres desnudas con sus bebés,dando el pecho.A medida que su arte evoluciona, Paula se debate entre París y suhogar en la colonia de artistas de Worpswede, en el norte de Alemania. En París puede concentrarse en su trabajo, ir a exposiciones yconocer a artistas como Rodin y Monet. Pero Alemania es su hogar,donde vive su marido, el pintor Otto Modersohn. Exigente, obstinada ycertera en lo que respecta a su arte, también era alegre, divertida ysensual; estaba llena de vida y, por tanto, igualmente de dudas eincoherencias, de intrépidos saltos hacia adelante o de inesperadospasos atrás. Le encantaban el arroz con leche, la com