A pesar de las primeras y contundentes derrotas, la rebelióncalvinista prosigue con fuerza en Flandes. El duque de Alba, aunteniendo en contra a la reina Isabel de Inglaterra, que apoya a lospiratas hugonotes que asaltan las v¡as comerciales y financieras entre España y los Pa¡ses Bajos, va ganando terreno con firmeza ydeterminación, asestando duros golpes a los ejércitos mercenarios deGuillermo de Orange: Sint- Truiden, Tongres, Jodoigne Pese a todo, don Fernando Alvarez de Toledo introducirá cambios sustanciales en laeconom¡a y sociedad flamencas, llegando incluso a ofrecer el perdónreal. Pero nada de esto frenará el oportunismo de los l¡deresprotestantes, que cruzarán con un enorme ejército el r¡o Mosa paraluego asediar el independiente Principado de Lieja, parte importantedelSacro Imperio Romano. Una serie de catástrofes, tanto militarescomo naturales, irán desgastando la ya compleja situación en Flandes y la del duque, cuyo gobierno, con parte de la Corte española en sucontra, se va debilitando, lo que culmina con una hábil maniobra deLuis de Nassau, que tomará la estrat