El nombre Johannes Althusius ha sido prácticamente olvidado. Y estopese a ser -o acaso precisamente por ser- un alemán.En la historia de la ciencia del Estado se acostumbra a hablar poco de las aportaciones de escritores alemanes en épocas anteriores a lashazañas espirituales del genial Samuel Pufendorf, las cuales, éstassí, son imposibles de ser silenciadas. Se da por sentado que, hastaentonces, si pasamos por alto el influjo, realmente inmenso, pero solo indirecto, de los reformadores alemanes sobre la doctrina del Estado, la participación de los alemanes en las enconadas luchas de las ideas políticas ha sido muy escasa.