Sergio Mora acostumbra a combinar estilos, géneros, mezclando culturapop estadounidense lo sobrenatural con lo mundano, la magia, loterrenal, el cine, los tebeos, la historia y el humor y la Larocambolesca historia de la película La Chica de Serie B no iba a seruna excepción. En esta ocasión, Sergio Mora cruza dos tramas. Por unlado el rodaje de una película sobre Milicent Patrick, la creadora del monstruo clásico de Universal, la Criatura de la Laguna, cuya autoría fue ocultada y su figura relegada al ostracismo durante décadas. Ypor otro, las peripecias del director de dicha cinta, Simón Sagal, sutensa relación de pareja, el tortuoso camino a la fama,conspiraciones, haters, managers farloperos, hechizos, conjuros ysucesos varios que hacen de esta combinación un relato dehumortronchante de primer orden. Por si fuera poco, en esta mezclaexplosiva, conviven cómic y novela, un tebeo con mucha letra, un pingpong de narrativa y viñetas, un poco como aquellos libros de Bruguerade los 60, que llevaban en la página impar un cómic que completaba lanarrativa del texto a su izquierda. Este descacharrante