La mentira es universal, se miente en cualquier tipo de relación, personal o pública. Se la reprueba, pero al mismo tiempo se reconoce su necesidad. Se niega que tengamos derecho a engañar y se afirma con la misma convicción que es conveniente. La desconcertante ambigüedad de la mentira se interroga por la función que cumplen las distintas formas de mentir en las relaciones sociales. ¿Mentirse a uno mismo es posible y, si lo es, es igual que mentir a otro , ¿para dar cuenta de la mentira hay que poner entre paréntesis el debate moral inacabable que la condena o la justifica , ¿la mentira es suficiente para entender el mundo que crean los grandes impostores y farsantes , ¿qué herencia pervive subrepticiamente del totalitarismo, que modificó radicalmente la relación entre veracidad y mentira , ¿la transparencia en democracia no puede llegar a ser una nueva forma de falsificación de la realidad , ¿la contraposición entre decir la verdad y mentir todavía permite comprender el papel actual de la mentira en política o se está produciendo un desplazamiento de la verdad, que hace de ella algo subalterno y pragmático