?La gravedad del pasado, más que un libro, es un cuerpo de poemas. Uncuerpo que ha sido castigado, herido, pasado por el fuego. En cada una de sus partes se revelan marcas de su historia: la infancia, laenfermedad, el dolor, la distancia, la madre?pues quien escribe hadecidido hacerlo a través de heridas aún abiertas. El lenguaje actúaaquí como una especie de bálsamo: una herramienta cuidadosamentearticulada para reconciliar el cuerpo consigo mismo, sin prometerninguna cura. Lo hace sin extravagancias, sin grandilocuencia; con una precisión, compromiso y sutileza que solo se alcanzan a través de laexperiencia.Este cuerpo de poemas no se conforma con dar cuenta de las heridas que lo han forjado, sino que es prueba irrefutable de su posibilidadcreadora, de que el lenguaje y el esfuerzo permiten encontrar bellezadonde a simple vista podría solo hallarse dolor?.Carolina González Casasola Filóloga costarricense