Sevilla, Siglo XVII. A orillas del río, dos niños descubren uncadáver. O más bien, lo que parece un cadáver, pues al acercarse a él, el cuerpo cobra vida y trata de devorar a los niños. La leyenda delmonstruo está servida.Desde ese instante, comienza una investigación sobre devoradores deniños, posibles vampiros o simplemente herejes dementes. Pero laspesquisas no correrán a cargo de ningún recto siervo de la ley, sinode Pablo, un individuo con cierta peculiaridad. Sabe que es unmonstruo. No puede evitar asesinar a aquellos cuyas pertenencias leenamoran apasionadamente. Y convenientemente oculto tras su cargo,burla fácilmente a la ley. De hecho, él es la ley. Junto a él, aregañadientes, recorrerá las calles en busca de respuestas donIsidoro, un inquisidor tan implacable como humano, que guarda ciertossecretos bajo su celo profesional. Debido al carácter posiblementeesotérico de los crímenes, él será el representante del Santo Oficio.Dos investigadores diametralmente opuestos lanzados a la caza de unasesino brutal con un poder que supera todo lo que ellos puedansospechar. Una novela que nos hace viajar en el