Madrid hace cincuenta años a los ojos de un diplomático extranjero sepublicó por primera vez en 1904. Su redacción, en cambio, llevaba aengaños. Su autor ni era hombre, ni diplomático, ni casi extranjero.Sobre este juego de ocultaciones se escondía, en realidad, FrancesErskine Inglis. En un tono muy distendido, a modo de cartas y notaspersonales, Frances ambienta en este libro la vida social de Madrid de las clases altas, las costumbres populares, las institucionesreligiosas, su vida cultural, los principales acontecimientospolíticos y los monumentos que hicieron las delicias de la generaciónromántica europea y americana. Sin embargo, según avanza el texto ytras la precipitación de los acontecimientos con la proclamación de la revolución de 1854, aquella descripción amable de la ciudad se llenade comentarios políticos. Frances vuelca, así, toda su subjetividad en torno a los miedos a la revolución y a la masa, propios de una mujerde su clase, implicada directamente en los sucesos políticos por seresposa de Ángel Calderón de la Barca, entonces ministro de Estado. Untestimonio único, de los pocos que tenemos d