Si los críticos se equivocaron tanto con la música disco en los 70,¿quién nos dice que hoy no se equivocan con Britney Spears? ¿Por quéel pop tiene que ser un placer inconfesable? ¿Por qué no dejarsellevar simplemente por el propio placer? A menos que te entusiasmenlos himnos del supremacismo blanco, no tiene por qué avergonzarte detus gustos.Tarareamos canciones que decimos detestar. Solo nos emocionamoscantando cuando nadie nos ve. Lloramos con baladas de las que noshemos burlado antes. Mentimos sobre lo que nos gusta para que nosacepten. Y decimos que los demás tienen muy mal gusto.Considerado uno de los mejores ensayos estéticos sobre el gustomusical de la década, Música de mierda investiga el mal gusto y lasensiblería musical a partir de una contradicción: ¿por qué la persona que más discos vende es de la que más gente se ríe? Carl Wilson quiso hacer una investigación sobre el éxito de Céline Dion pero sedescubrió escribiendo un ensayo maravilloso sobre el amor (a lamúsica), el esnobismo como coraza y la capacidad de emoción en tiempos de cinismo.«Un ensayo profundo, provocador, que te obliga a pregunta