Treinta y una son las voces que se entrelazan para crear una finamalla que se propone retener algo de lo que fue el Negro, un jovensoldado en el servicio militar arbitrariamente enviado a luchar a laGuerra de Malvinas, donde encuentra la muerte. El padre, los amigos,el intendente del pueblo, la madre, los compañeros de trinchera, unaenfermera, el soldado que se salvó de ir a la guerra, una maestra queenseña castellano en las islas, la novia, un periodista, unaadolescente kelper, la antropóloga forense, un par de militaresingleses, las rocas... Esas y otras voces vuelven al pasado paraencontrar los ecos de lo que el Negro alguna vez fue, y de lo quetambién fueron ellos y ellas. Porque ir a buscar al otro es también ir a buscarse, porque entender ese territorio de los muertos podríaquizás arrojar algo de luz sobre el de los vivos.