Heredero de la gran tradición lírica chilena reconocida anteriormente por el premio Reina Sofía en la figura de Gonzalo Rojas y Nicanor Parra, su obra revela el aliento épico y la ambición de la totalidad presente en La Araucana de Ercilla y continuada con títulos como Altazor, de Vicente Huidobro o Canto general, de Pablo Neruda. Estas grandes creaciones, a las que habría que añadir otras universales como la Divina Comedia dantesca eje vertebrador de su escritura, la Biblia, el Popol Vuh, Finnegans Wake, Pedro Páramo, los Cantos de Pound o las leyendas mapuches, dan idea de la magnitud de una poética enmarcada en la tradición de la ruptura pero, asimismo, deudora de los títulos mayores de la historia de la literatura, signada por la coherencia a lo largo de cincuenta años de carrera. Francisca Noguerol A la vista de Purgatorio, de Anteparaíso y de Canto a su amor desaparecido, el poeta comprometido se había transformado en el escritor visionario que hablaba por la comunidad y daba voz a los derrotados, lo que significaba asignar al arte la función señalada y otra más: «hacemos literatura, música, pintura, p