Cualquiera de los relatos incluidos en la presente publicación es solo fruto de la imaginación. Aquí no tiene cabida el espejo lacaniano (ilusión narcisista de poder y de dominio), que ayuda al autor a recrearse a sí mismo y en sí mismo a través de la escritura. Ni siquiera el que da título al libro, aunque en este, me hago eco de aquella frase de Ezra Pound: «hay que volver nuevo lo viejo», o, dicho de otra manera, traer al presente el pasado para mirarlo con ojos nuevos. El resto de los relatos no obedecen más que al capricho azaroso de la invención y/o de la casualidad. Voy buscando sorprenderme a mí mismo, estremecerme al escribirlos. Aunque son historias desgarradas, trato de atenuar, siquiera disimular, la desvergüenza o la laceración con el adorno de la prosa y un lenguaje poco habitual. No fabulo desde los sentimientos, sino mediante la palabra, porque estamos hechos de lenguaje y el idioma nos constituye. Serafín Sánchez González 31 de julio de 2023
