Muchos santos tuvieron que luchar contra tentaciones similares a lasnuestras.
Goodier acude a las historias de varios deellos.
Cristo no vino a llamar a los santos, sino a hacersantos a los débiles, a los torpes y a los pecadores. Por eso lossantos no son solo modelos imitables de santidad, sino recordatoriosdel poder de la gracia de Dios.
No pocos santos tuvieron que luchar contra tentaciones muy similares a las que sufrimos hoy. Paraejemplificarlo, Goodier acude a la historia de un mercenario adicto al juego, de un adolescente repudiado por los suyos, de una mujer noblede mala reputación y un noble misionero que ve fracasar muchos de susesfuerzos, un capellán real que escapa de la horca, un herejehedonista y mujeriego que llegará a ser uno de los más grandesteólogos de la Iglesia católica, y otras almas imperfectas que se venperfeccionadas por el dolor y la enfermedad.