En 1840, Emily Dickinson ingresó a la prestigiosa Academia de Amherst, sólo dos años después de que se aceptaran a mujeres. Allí, durantesiete años estudió literatura, historia, religión, geografía,matemáticas, biología, griego y latín, y aprendió floricultura,horticultura y jardinería. En una clase de botánica, Emily quedó tanfascinada que empezó a elaborar su propio herbario, en el que acumulócientos de plantas y flores prensadas, acompañadas de sus respectivosnombres en latín. Así nacerán los poemas contenidos en este volumen,en los que Dickinson se vincula, en su praxis cotidiana de la palabra, no sólo con una amplia variedad de especies vegetales, sino tambiéncon los pájaros, pues una importante fracción de su poesía, de unamodernidad alejada de sus contemporáneos, está dedicada a la reflexión y contemplación de su entorno natural. "Si tengo la sensación físicade que me levantan la tapa de los sesos, sé que eso es poesía", diráDickinson, afirmación que, sin duda alguna, define la experiencia quees su poesía. Estas páginas son destellos sutiles de una amante de lanaturaleza, en comunicación