En sus repetidos viajes al Sahara el protagonista de este relato se adentra en el desierto, esa metáfora del infinito. Son incontables los artistas, pensadores y místicos que han puesto su granito de arena en la poética del vacío. Con pulcritud y sobriedad, Pablo d'Ors se inserta en esta tradición y da un osado paso en profundidad en su obra narrativa.