Una frase recorre este convulsionado siglo XXI y se la debemos aAntonio Gramsci: lo viejo está muriendo y lo nuevo no ha nacidotodavía, y en ese intervalo aparecen los monstruos. Encarcelado pororden de Mussolini desde 1926, Gramsci veía que la crisis de autoridad había desembocado en un punto muerto, con los sectores populares ymedios tomados por la apatía y el cinismo ante una dictaduraestridente y feroz. La democracia liberal se mostraba incapaz deinterpelar a nadie, mientras el fascismo entusiasmaba a las masas y el modelo soviético se volvía crecientemente autoritario. ¿Por qué había fracasado la izquierda italiana que parecía tener conquistado elfuturo? ¿Cómo se había llegado hasta ahí? Había que pensar todo denuevo.A partir de una lectura rigurosa de nuevas cartas publicadas yde los cuadernos de la cárcel, Andrew Pearmain se propone resituar aGramsci -el militante, el fundador del Partido Comunista de Italia, el teórico que renovó el marxismo- en el contexto político e históricoen el que acuñó sus conceptos más vitales y fecundos, que llegan hasta hoy. Y lo hace sin esconder al hombre, sin