Invitado a exponer sus piezas de cerámica en el museo Nissim deCamondo, Edmund de Waal disfrutó del inesperado privilegio deadentrarse en uno de los palacetes más lujosos de París, antiguapropiedad de una influyente familia sefardí. Construido por deseo delfilántropo y coleccionista de arte Moïse de Camondo en 1 9 1 2, eledificio acoge desde entonces una extraordinaria colección de artefrancés del siglo xviii. Sin embargo, como ocurrió a los antepasadosde De Waal, los Ephrussi, también los Camondo se convirtieron prontoen blanco del antisemitismo. El infausto destino de este ilustrelinaje sobrecogió a De Waal, que comenzó a escribir las cartasreunidas en este libro para rendir homenaje al recuerdo de una familia perdida y «contrarrestar el silencio del desdén». El resultado es una conmovedora y personalísima reflexión sobre el precio de laasimilación, la melancolía, los vínculos familiares, el arte, lasvicisitudes de la historia y el valor de la memoria.