Tras la Segunda Guerra Mundial, en una posguerra llena de estrecheces, Christian Dior fue el encargado de devolver a las mujeres el apetito por el lujo y la belleza. En 1947, con su primera colección, se convirtió en el emperador de la moda de la noche a la mañana. Sus vestidos de trazo simple y construcción arquitectónica apasionaban tanto a las millonarias como a las costureras que los copiaban.