La realidad de la protagonista de esta historia no tiene por qué ser la nuestra y, sin embargo, lo termina siendo.
Bastan pocas palabras para transitar su mundo, respirarlo y compartirlo gracias a una viveza emocional insólita.
La narración ahonda con dolor y belleza en las raíces de toda existencia, dejando al descubierto la sensualidad de cuanto nos rodea.
Déjame la luz encendida es lo que sucede de puertas para adentro, lo extraordinario de lo cotidiano, es la diáfana normalidad vestida de paraíso.
Esta obra obtuvo el XVI Premio de Novela Corta Encina de Plata.