Edith Stein nace en 1889 en el seno de una familia 
	judía. En 1935 toma el hábito del Carmelo adoptando el 
	nombre de Teresa Benedicta de la Cruz y en 1998 fue 
	canonizada por San Juan Pablo II. Su vida estuvo 
	siempre definida por un deseo de servir a los demás en 
	una época marcada por la barbarie. 
	Firme defensora de los derechos de la mujer, se 
	consagró como una de las intelectuales más notables 
	de su tiempo. Un documento pertinente más que nunca 
	para recuperar un hálito de humanidad y de afecto por 
	el otro, en una sociedad definida por el individualismo, 
	la búsqueda del interés propio y de satisfacciones 
	efímeras, que son fruto de la falta de referencias 
	identitarias sólidas y del egocentrismo narcisista 
	imperante.