"Simone Weil es, ahora lo sé, el único gran espíritu de nuestrotiempo.Uno de los libros más lúcidos, más elevados, más hermosos, que se hanescrito sobre nuestra civilización". Albert Camus Entre 1942 y 1943,Simone Weil colabora con la resistencia francesa en un empeño quehabría de reconstruir Europa desde sus ruinas filosóficas y morales:la redacción de una nueva Declaración Universal de los DerechosHumanos. Para ello, la atención de Weil se centra en un hallazgofundamental: los deberes anteceden a los derechos. La obligación derespetar las necesidades que todos los seres humanos comparten es loque garantiza la libertad y la alegría que deben cimentar unacivilización orientada al bien. Y, entre ellas, "el arraigo es quizála necesidad más importante y desconocida del alma humana". Arraigarse significa vivir en conexión con una comunidad, un pasado y unastradiciones, una idea de naturaleza y de belleza y, especialmente, con una espiritualidad que desactiva las pasiones destructivas que llevan a ver a los otros como enemigos: hay un "destino eterno" que nos uney que no es sino el respeto que todos nos debemos.