Aunque pueda resultar impensable para los más jóvenes, hubo un tiempoen el que los amantes de los videojuegos decidíamos qué cartucho pedir por Navidad gracias a las opiniones de caricaturizados analistas,enviábamos cartas para pedir trucos de Mortal Kombat II y nosconformábamos con demos y vídeos en discos CD-ROM y cintas VHS parahacernos una idea de los nuevos Resident Evil y Donkey Kong Country.Años en los que la palabra impresa era ley gracias a un imprescindible lugar de peregrinaje para varias generaciones: el quiosco de prensa.