La vida de Jesús muestra la centralidad del abandono, principio y fin de su misión en la tierra. El cristiano, seguidor de Jesucristo, debe madurar esa idea central en su vida espiritual, y tratar de abandonarse en ese Dios que nos ama completamente. Eso explica el autor en este libro, donde distingue tres etapas en el abandono: aceptar la voluntad de Dios, llevarla a cabo en cada momento de la propia vida y abandonarse en Él hasta convertirse en un instrumento en sus manos. Entonces, ya no es el hombre quien hace la voluntad de Dios, sino Él quien la cumple a través de nosotros.