Volví a ver a Luz en un encuentro de antiguos alumnos de nuestroquerido colegio «El Latino». De niña, recuerdo, que ella era unreferente para nosotras, las pequeñas. Actuaba en todos los festivales del colegio y detrás llevaba una especie de corte que siempre larondaba. En aquella cena, observando a mi alrededor, me di cuenta deque a la mayoría de mis compañeros o no los reconocía o me asombrabaver en aquellas personas a las de antaño. Pensé: ¿Ellos notarán lomismo en mí?... Los años no pasan en balde. Sin embargo Luz, seguíasiendo Luz. Algo que parece obvio me asombró, y me dije: El tiempotranscurre para todos, pero no se muestra igual para unaminoría... Extracto del prólogo de Isabel BaezaPeriodista