Prólogo, de Mons. Ginés García Beltrán, obispo de Guadix
Unas palabras previas
1. Internet: el «Nuevo Mundo» que nos trajo un «Mundo Nuevo»
2. Lo que Internet nos ha cambiado en la vida
3. Echar las redes en la gran Red
4. Propuestas para hacer significativa nuestra pastoral en la Red
1. Aportar silencio en medio del oleaje cibernético
2. El adecuado discernimiento ante el bazar de Internet
3. Promover una cultura de respeto y diálogo cuando crece la tensión en la Red
4. Frente al peligro del aislamiento, ayudar a crear lazos
5. Romper la «brecha digital»
6. Fomentar la justa libertad de expresión
7. Ante un lenguaje hipertécnico, espasmódico, convulso, propongamos un lenguaje positivo
8. Comunión espiritual, presencia virtual en la oración y la liturgia
5. Twitter y Facebook, dos maneras de estar en la Red
1. La brevedad del twitt
2. Amigos para siempre o amigos de Facebook
6. Conclusiones
Apéndices. Textos del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales
- La Iglesia e Internet (2002)
- Ética en Internet (2002)
Evangelizar es llevar la Buena Nueva a todos los ambientes y, con su influjo, transformar desde dentro a la humanidad y renovarla. La irrupción del planeta digital pide a la Iglesia una nueva entrega, una nueva tarea, estar presentes con esa Buena Nueva también en ese nuevo espacio que se ha abierto con una visión distinta y hacer que el Evangelio aporte frescura y novedad, que suene totalmente nuevo. No podemos evangelizar con viejos esquemas en una antropología que ha cambiado. La Red nos abre a un nuevo mundo, y estar alejados de él nos dificultará cumplir con el encargo evangelizador que la Iglesia ha recibido. El esfuerzo de estas páginas no es otro que ofrecer un panorama general de cómo la evangelización, que ha de ser nueva en cada momento por tener que realizarse en contextos diversos, es una tarea que tiene en este nuevo espacio un reto impresionante. En este nuevo universo digital, en donde siguen planteándose interrogantes sobre los grandes problemas del hombre, el mensaje de Jesús tiene una palabra llena de vida y sentido. Ofrecerla es nuestra más ineludible misión. Una respuesta adecuada desde la fe es un reto que tenemos planteado para asumirlo en fidelidad a la Palabra de Dios. Y habrá que hacerlo con osadía y firmeza ante el nuevo panorama en el que la verdad se presenta con veleidades subjetivas y en donde hemos de ofrecer el aliento de la fe, la urgencia de la esperanza y la garra del amor.